Cartillas informativas, blogs y páginas web, debates, libros y publicación de artículos académicos, obras de teatro y festivales. Estas son algunas de las acciones llevadas a cabo por colectivos de mujeres migrantes en Brasil con el objetivo de reivindicar el acceso a derechos, la creación de políticas públicas y, también, producir conocimiento sobre género y migraciones transnacionales.

Diversidad de iniciativas

En un brevísimo repaso por algunas acciones y colectivos, podemos destacar los talleres formativos para trabajadoras de servicios públicos de atención a población migrante LGBTIQA+ y líderes migrantes, cartillas informativas y un manual de atención humanizada a migrantes LGBTIQA+ que el colectivo Rede MILBi+ (São Paulo) desarrolló.

Manual de atención humanizada a migrantes internacionales LGBTQI+. Fuente: Rede MILBi+

Con un lenguaje diferente, la obra de teatro-foro “Brasil, um país acolhedor?” del colectivo Magdas Migram (Rio de Janeiro) también es un ejemplo de la producción de conocimientos a partir de las experiencias de mujeres migrantes hispanohablantes. A través de la metodología del Teatro de las Oprimidas, el grupo retrata y denuncia las dificultades del acceso a derechos básicos y la xenofobia, desde la perspectiva de las mujeres del sur global.

En la misma línea, el Festival Migrante, realizado por el colectivo Cio da Terra (Belo Horizonte) en julio de este año, reunió talleres, ferias, presentaciones, shows y conversatorios con el objetivo de visibilizar la diversidad cultural migrante y la articulación de pautas de colectivos de mujeres migrantes.

Otro ejemplo, son algunas de las acciones del Equipe de Base Warmis – Convergencia de las Culturas (São Paulo), que a lo largo de su actuación ha producido informes, cartillas, libros infantiles y artículos académicos. En uno de ellos, las integrantes del colectivo afirman:

Las mujeres inmigrantes venimos organizándonos, reivindicando el acceso a derechos negados, ocupando el espacio público e interpretando nuestra propia experiencia(…) en cuanto sujetas políticas que pueden producir conocimiento, cuestionando el lugar pasivo en el que tanto investigaciones, como políticas públicas y directrices migratorias nos colocan (Equipe de Base Warmis – Convergencia de las Culturas, 2023)

Una de las actividades del Festival Migrante fue el encuentro entre colectivos de migrantes. Fuente: Cio da Terra.

Politicidad de las migraciones e (in)justicia epistémica

Según Abdelmalek Sayad (1998), una de las paradojas de la experiencia migratoria es la “neutralidad política” exigida no solo al inmigrante, sino también al fenómeno migratorio, cuya politicidad es mascarada y negada en función de su provecho utilitarista. La distinción arbitraria entre nacionales y no-nacionales fundamenta variadas discriminaciones que despojan al sujeto migrante de su condición de ciudadano, una de ellas es el no reconocimiento como sujetos políticos (por ejemplo, aunque no solamente, impidiendo el derecho al voto).

Por otra parte, a pesar de que las mujeres siempre han participado en los flujos migratorios, históricamente fueron desestimadas como actoras sociales relevantes y concebidas como sujetos pasivos (Magliano, Domenech, 2009). Así, en el caso de las mujeres migrantes, la neutralidad política, la minorización1 y la victimización se combinan, negando su agencia en el ámbito público, social y político. En tal contexto de no reconocimiento de su politicidad, la lucha por “el acto de habla” de las mujeres migrantes es una forma de afirmarse como sujetas políticas y, en ese sentido también, como sujetas del conocimiento.

Obra de teatro-foro “Brasil, un país acogedor?” del colectivo Magdas Migram. Fuente: Magdas Migram.

Miranda Fricker, propone el concepto de injusticia epistémica (2007), para “definir un tipo muy particular de daño, concretamente el que se da cuando alguien, de forma ingenua o inadvertida, minusvalora o desprecia a otra persona en lo referido a su estatus de sujeto epistémico” (2021, p.97). La injusticia epistémica puede ocurrir tanto cuando los prejuicios llevan a un oyente a disminuir la credibilidad de las palabras del hablante, como cuando una brecha en los recursos de interpretación colectivos sitúa a alguien en desventaja con relación a la comprensión de sus experiencias. Para la autora: “Toda injusticia epistémica lesiona a alguien en su condición de sujeto de conocimiento y, por tanto, en una capacidad esencial para la dignidad humana(…) en su capacidad como portador de conocimiento” (Fricker, 2007, p.23).

Desde la filosofía feminista, esta y otras conceptualizaciones “contraepistemológicas”2 (Hollanda, 2019, p.12) critican la producción de conocimiento “universal” y universalizante, y reconocen la limitación de las representaciones producidas a partir de una localización específica. Estas teorías del “posicionamiento social” tienen su origen en los feminismos negros, decoloniales, de mujeres del tercer mundo, interseccionales, entre otros. Según Yuderkis Espinosa Miñoso:

La crítica que el feminismo negro, de color y más recientemente descolonial, terminó haciendo al interior del feminismo fue la misma denuncia que la epistemología feminista hiciera a la producción científica occidental de conocimiento: encubren de objetividad y universalidad lo que es en realidad un punto de vista parcializado ya que surge de una experiencia histórica y unos intereses concretos (2019, p.2018).
Editada por Saira editorial, la colección bilíngue (esp-pt) DE CÁ, LÁ E ACOLÁ, escrita por madres migrantes, aborda la vivencia de interculturalidad de niños y niñas migrantes y descendientes de migrantes en Brasil.

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Linda Alcoff, en su texto “El problema de hablar por otros” (2020), trae reflexiones importantes también vinculadas con el posicionamiento o localización de quien representa. De acuerdo con Alcoff, la localización de un hablante tiene un impacto epistémicamente significativo en sus afirmaciones, lo que puede servir para autorizar o desautorizar su discurso; además, algunas localizaciones privilegiadas son “discursivamente peligrosas” (2020, p.412). Dentro de esta concepción, la localización del hablante influye, pero no determina el enunciado (Alcoff, 2020, p.421).

De esta forma, Alcoff se pregunta si el significado y la verdad podrían ser reducidos a la localización del hablante. A pesar de no exponer una solución simple, la autora retoma a Gayatri Spivak que, en su clásico “¿Puede hablar el subalterno?” (2003), alerta sobre los peligros de esencializar al sujeto subalterno, esto es, esencializar la localización como una posición fija e inmutable y esencializar sus experiencias. Sin embargo, hablar constituye, para estos sujetos, un desafío y una subversión de la oposición entre sujeto y objeto del conocimiento (Alcoff, 2020, p.430). Para Alcoff, la importancia del discurso del sujeto subalterno radica en el propio acto de habla (2020, p.429).

Tanto el texto de Alcoff como el de Spivak, tuvieron importantes desdoblamientos teóricos y políticos en los feminismos contemporáneos (Hollanda, 2019), por ejemplo, en lo que hoy conocemos como “lugar de enunciación” (Ribeiro, 2020). A partir del amplio alcance de estas nociones, vale la pena prestar atención a las diferentes estrategias desarrolladas por las mujeres migrantes en su lucha por el contexto discursivo – entendido como “arena política” (Alcoff, 2020) —. Hablar por sí mismas, reivindicar sus propias interpretaciones sobre la experiencia migratoria, son formas de sortear la injusticia epistémica.

No obstante, tanto Fricker (2007) como Alcoff (2020) advierten que para acabar con la injusticia epistémica no basta apenas con crear nuevos espacios de enunciación, es necesario y fundamental transformar los modelos sociales: “En última instancia, eliminar estas injusticias no solo requeriría más oyentes virtuosos, sino un cambio político y social colectivo; en cuestiones de injusticia epistémica, lo ético es político” (Fricker, 2007, p.27).

Referencias Bibliográficas

Alcoff, L. (2020). O problema de falar por outras pessoas. Abatirá – Revista de Ciências Humanas e Linguagens, Universidade do Estado da Bahia, v1: n.1: 2020. p. 409- 460.

Equipo de Base Warmis – Convergencia de las Culturas (2023). Estudiarnos e interpretarnos a nosotras mismas. Ciudad de México: Puedj/UNAM. Disponible en: https://puedjs.unam.mx/revista_tlatelolco/estudiarnos-e-interpretarnos-a-nosotras-mismas-narrativas-autobiograficas-de-mujeres-migrantes/ Acceso en: 06/08/2023.
Espinosa, Y. (2019). Hacer genealogía de la experiencia: el método hacia una crítica a la colonialidad de la Razón feminista desde la experiencia histórica en América Latina. Rev. Direito e Práxis, Rio de Janeiro, Vol. 10, N.03, p. 2007-2032.
Fricker, M. (2021). Conceptos de injusticia epistémica en evolución. Las Torres de Lucca. Revista internacional de filosofía política, 10(19), 97-103.
Fricker, M. (2007). Injusticia epistémica. Madrid: Herder.
Hollanda, H.B. (2019) Introdução. In: Hollanda, H. B (org) Pensamento feminista: conceitos fundamentais, Rio de Janeiro: Bazar do Tempo.
Magliano M.J.; Domenech, E. (2009) Género, política y migración en la agenda global: transformaciones recientes en la región sudamericana. Migración y desarrollo. Ciudad de México, v.12, p. 53-68,
Ribeiro, D. (2020) Lugar de enunciación. Madrid: Ambulantes.
Sayad, A. (1998) Imigração ou os paradoxos da alteridade. São Paulo: Edusp.
Spivak, G (2003) Puede hablar el subalterno? Revista Colombiana de Antropología, Bogotá:
vol. 39, enero-diciembre, 2003, pp. 297-364.

  1. Rita Segato propone el término minorización para referirse a la representación y la posición de las mujeres en el pensamiento social; donde la mujer es tratada como “menor” y como temas de minorías o minoritario, a pesar de no tratarse de un porcentaje menor de la población (2016, p. 91). ↩︎
  2. Es decir, conceptos que proponen relaciones críticas entre sujeto, conocimiento y poder desde las experiencias de las mujeres y de personas LGBT+. ↩︎